Un análisis claro y directo sobre la calidad real del combustible en España: lo que dice la OCU, lo que pagan los conductores y cómo elegir con seguridad sin dejarse llevar por mitos o temores infundados.
Por Jorge Alonso Curiel
HoyLunes – En los últimos años, las gasolineras low cost han ganado terreno en España gracias a precios que, en ocasiones, pueden ser hasta 10 o 15 céntimos por litro más baratos que las estaciones tradicionales. Este crecimiento ha despertado dudas entre los conductores: ¿es de menor calidad el combustible barato? ¿Puede afectar al motor del vehículo? Para responder a estas preguntas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado varias comparativas y estudios que arrojan luz sobre un debate que lleva tiempo en la calle.
La calidad del combustible: la gran pregunta
La conclusión principal de la OCU es clara: la calidad de las gasolinas y gasóleos vendidos en España es, en general, equivalente tanto en estaciones low cost como en las tradicionales. Esto se debe a que todos los combustibles distribuidos en el país deben cumplir las mismas normas europeas y estatales, lo que incluye parámetros como octanaje, contenido en azufre, estabilidad y capacidad antidetonante.
Además, la mayor parte del combustible procede de las mismas refinerías nacionales, lo que significa que el producto base es idéntico. Las diferencias, cuando existen, suelen encontrarse en los aditivos que algunas marcas añaden a sus carburantes premium, destinados a mejorar la limpieza del motor o el rendimiento.
¿Influyen los aditivos en el motor?
La OCU matiza que los aditivos pueden aportar beneficios en determinados casos, pero no son imprescindibles para el correcto funcionamiento del vehículo. De hecho, no existe evidencia concluyente de que el uso habitual de combustibles sin aditivos perjudique el motor. Para la mayoría de los conductores, especialmente quienes realizan trayectos urbanos o de distancia moderada, un combustible estándar es más que suficiente.
Por qué las low cost pueden ofrecer precios más bajos
Muchas estaciones de bajo coste reducen gastos mediante modelos más eficientes:
Instalaciones sencillas y automatizadas.
Personal mínimo o autoservicio.
Menores gastos en marketing y estructura corporativa.
Esto permite ofrecer precios más competitivos sin necesidad de reducir la calidad del producto.
La visión de la OCU: lo que realmente importa
Tras analizar muestras y comparar distintos surtidores, la OCU señala que las variaciones entre combustibles son mínimas y no afectan al funcionamiento del motor en condiciones normales. Por ello, la organización recomienda a los consumidores priorizar el precio, salvo que el fabricante del vehículo indique lo contrario o que el conductor prefiera carburantes con aditivos por motivos de mantenimiento preventivo.
Entonces, ¿cuál elegir?
La respuesta, según los estudios de la OCU, es sencilla: elige la gasolinera con mejor precio y confianza, ya sea tradicional o low cost, siempre que esté correctamente mantenida y cumpla las normativas (algo obligatorio en todas las estaciones legales).
Pero si tu vehículo es de alta gama, o si recorres muchos kilómetros al año, puede que quieras alternar de vez en cuando con combustibles con aditivos para un mantenimiento más cuidadoso, aunque no sea estrictamente necesario.
En definitiva, por todo lo explicado, las gasolineras low cost no ofrecen peor gasolina, y la OCU lo respalda con análisis técnicos: la calidad es, en esencia, la misma. Los precios más bajos responden a modelos operativos más eficientes, no a carburantes inferiores. En un contexto de precios volátiles, los conductores pueden estar tranquilos, ya que llenar el depósito en una estación económica es una opción fiable, segura y plenamente válida.
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